«Pidamos a la Virgen, que ha acogido el misterio de Dios en la cotidianidad de Nazaret, tener ojos y corazón libres de los prejuicios y tener ojos abiertos al asombro: “¡Señor, haz que te encuentre!”. Y cuando encontramos al Señor se da este asombro. Lo encontramos en la normalidad: ojos abiertos a las sorpresas de Dios, a Su presencia humilde y escondida en la vida de cada día»
Francisco
Ángelus
04-07-2021
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