+ En el Nombre del Padre,
+ del Hijo
+ y del Espíritu Santo. Amén.
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de Tus fieles y enciende en ellos el Fuego de Tu Amor.
Envía, Señor Tu Espíritu,
todo será creado y renovarás la faz de la tierra.
Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de Tus fieles con la luz del Espíritu Santo,
haz que apreciemos rectamente todas las cosas,
según Tu Santo Espíritu
y gocemos de Sus consuelos,
Por Cristo Nuestro Señor.
¡Amén!
Te pedimos, Señor, que esta Palabra se vuelva viva y eficaz
en nuestra vida y no vuelva a Tí, Señor sin producir en nosotros el efecto esperado.
Carta a los Colosenses 3, 1-3
Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios.Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra.Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios.
En la gracia del Bautismo, que es la puerta de la fe, recibimos la gracia de morir con Cristo y con Él resucitar. En la conciencia de esa realidad, el apóstol Pablo nos indica la manera como debemos vivir, comportarnos y caminar.
O sea, pautar nuestra vida en Dios, en Cristo, buscando las cosas de lo alto, pues es allá que Cristo, nuestra vida, se encuentra.
La tendencia actual en este mundo materialista, consumista, neopagano es estar apegado a lo que es de esta tierra, a lo que produce placer, poderes en este mundo, y a todas las realidades complejas de esta tierra que, muchas veces solo nos apartan de Dios.
Necesitamos cuestionarnos: ¿cómo anda tu vida espiritual?
Precisamos rever nuestro contacto con la Eucaristía, en la Santa Misa y en la adoración, nuestra relación con La Palabra y con la Virgen María.
¿Cómo ha sido nuestra oración personal, nuestras penitencias y nuestros ayunos? Sinceramente: ¿somos más carnales o espirituales?
Vale la pena hacernos una evaluación, para colocar todas las cosas en orden a nuestra vida. Hablamos mucho más de las cosas de esta tierra que del Cielo, muchas veces, tenemos vergüenza de testimoniar, con nuestros gestos y actitudes, quienes somos. ¿Cómo han sido nuestras conversaciones?
¿Sólo hablamos de dinero? ¿De placeres? ¿De viajes?
¿De vida de los otros?
¿O conversamos sobre las cosas de lo alto?
¿Sobre nuestras aspiraciones celestes?
Jesús dice: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Lucas 21, 33)
Por estar en esta tierra, muchas veces, quedamos apegados a las cosas de aquí, pero necesitamos tener conciencia de que somos de lo alto, somos del cielo, somos extranjeros en este mundo, el es solo un pasaje para el mundo nuevo, la vida eterna, y por eso, necesitamos vivir bien aquí, optando por lo que es de Dios.
Creamos y sólo seremos felices si asumimos quien verdaderamente somos y si buscamos las cosas de lo alto. Que nuestra vida sea escondida en Dios, en el corazón del Señor. Tomemos la firme decisión de buscar, a partir de hoy,
las cosas de lo alto, pues si así lo hacemos, viviremos bien en esta tierra y pasaremos por ella haciendo el bien.
Mortificación
Retoma la vida espiritual y comparte las cosas de lo alto,
del Cielo, con las personas con las que tienes contacto hoy.
Oración de clamor
Espíritu Santo,
quiero asumir la gran verdad de que por el Bautismo yo morí y resucité con Cristo y quiero, a partir de la toma de consciencia de esta gran obra en mi vida, vivir de una manera más digna de ese don, buscando las cosas de lo alto.
A partir de mis opciones, de los lugares que frecuento, de las cosas que converso y comparto con las personas dejando bien explicito que del Cielo soy.
No puedo, Divino Espíritu Santo,
vivir el mundanismo diabólico que muchos bautizados están viviendo.
Necesito ser señal profética de santidad, de vida nueva,
de vida en el Espíritu, marcado y sellado por la certeza de la vida eterna y del proyecto de salvación que el Señor Dios tiene para mi.
Despiértame del sueño,
cúrame de la ceguera espiritual y hazme percibir las realidades espirituales, bien como tener el coraje de dar pasos concretos en la dirección de la voluntad del Señor.
No puedo vivir una cosa en la Iglesia y otra en la sociedad,
necesito vivir con fidelidad mi vocación bautismal, mi condición de hijo de Dios.
En muchos momentos voy a necesitar morir para hacer Tu voluntad,
Oh Divino Espíritu Santo, pero estoy dispuesto a esto,
y necesito que me enseñes el camino de la verdad,
el camino del Cielo, que me enseñes a buscar las cosas de lo alto,
liberándome de todo apego a esta tierra.
Sé que soy extranjero aquí, como sé también que el Cielo es mi lugar, pero necesito de Ti, de Tu gracia, para vivir como un hijo del Cielo, haciendo la voluntad del Padre, viviendo con determinación y radicalidad el Evangelio, la Palabra de Dios.
Ayúdame, Espíritu Santo, a vivir en el camino de Dios.
Heme aquí, trabaja en mi vida, estoy abriéndome enteramente a Tu obra.
Toca mis pensamientos, mi voluntad, mis deseos.
Quiero tener los pensamientos de Cristo, quiero caminar en la voluntad de El y no hacerlo mas en mi voluntad, quiero que mi deseos sean purificados en el corazón misericordioso del Señor.
Permíteme, Espíritu Santo, despegarme de este mundo,
para que sea más libre y más feliz.
Quiero tener mi vida escondida con Cristo,
quiero dejar todo el peso de ese mundanismo infecundo para vivir la libertad del Espíritu, de la vida nueva en Cristo.
Que mis ojos y mi corazón estén anclados en las cosas de lo alto.
Heme aquí, Señor, realiza por medio de Tu Espíritu,
esta grandiosa obra en mi vida.
Quiero ser enteramente Tuyo.
Amén.
Aleluia!
Aleluia!
Gloria a Dios!
Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.
Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.
O sea, pautar nuestra vida en Dios, en Cristo, buscando las cosas de lo alto, pues es allá que Cristo, nuestra vida, se encuentra.
La tendencia actual en este mundo materialista, consumista, neopagano es estar apegado a lo que es de esta tierra, a lo que produce placer, poderes en este mundo, y a todas las realidades complejas de esta tierra que, muchas veces solo nos apartan de Dios.
Necesitamos cuestionarnos: ¿cómo anda tu vida espiritual?
Precisamos rever nuestro contacto con la Eucaristía, en la Santa Misa y en la adoración, nuestra relación con La Palabra y con la Virgen María.
¿Cómo ha sido nuestra oración personal, nuestras penitencias y nuestros ayunos? Sinceramente: ¿somos más carnales o espirituales?
Vale la pena hacernos una evaluación, para colocar todas las cosas en orden a nuestra vida. Hablamos mucho más de las cosas de esta tierra que del Cielo, muchas veces, tenemos vergüenza de testimoniar, con nuestros gestos y actitudes, quienes somos. ¿Cómo han sido nuestras conversaciones?
¿Sólo hablamos de dinero? ¿De placeres? ¿De viajes?
¿De vida de los otros?
¿O conversamos sobre las cosas de lo alto?
¿Sobre nuestras aspiraciones celestes?
Jesús dice: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Lucas 21, 33)
Por estar en esta tierra, muchas veces, quedamos apegados a las cosas de aquí, pero necesitamos tener conciencia de que somos de lo alto, somos del cielo, somos extranjeros en este mundo, el es solo un pasaje para el mundo nuevo, la vida eterna, y por eso, necesitamos vivir bien aquí, optando por lo que es de Dios.
Creamos y sólo seremos felices si asumimos quien verdaderamente somos y si buscamos las cosas de lo alto. Que nuestra vida sea escondida en Dios, en el corazón del Señor. Tomemos la firme decisión de buscar, a partir de hoy,
las cosas de lo alto, pues si así lo hacemos, viviremos bien en esta tierra y pasaremos por ella haciendo el bien.
Mortificación
Retoma la vida espiritual y comparte las cosas de lo alto,
del Cielo, con las personas con las que tienes contacto hoy.
Oración de clamor
Espíritu Santo,
quiero asumir la gran verdad de que por el Bautismo yo morí y resucité con Cristo y quiero, a partir de la toma de consciencia de esta gran obra en mi vida, vivir de una manera más digna de ese don, buscando las cosas de lo alto.
A partir de mis opciones, de los lugares que frecuento, de las cosas que converso y comparto con las personas dejando bien explicito que del Cielo soy.
No puedo, Divino Espíritu Santo,
vivir el mundanismo diabólico que muchos bautizados están viviendo.
Necesito ser señal profética de santidad, de vida nueva,
de vida en el Espíritu, marcado y sellado por la certeza de la vida eterna y del proyecto de salvación que el Señor Dios tiene para mi.
Despiértame del sueño,
cúrame de la ceguera espiritual y hazme percibir las realidades espirituales, bien como tener el coraje de dar pasos concretos en la dirección de la voluntad del Señor.
No puedo vivir una cosa en la Iglesia y otra en la sociedad,
necesito vivir con fidelidad mi vocación bautismal, mi condición de hijo de Dios.
En muchos momentos voy a necesitar morir para hacer Tu voluntad,
Oh Divino Espíritu Santo, pero estoy dispuesto a esto,
y necesito que me enseñes el camino de la verdad,
el camino del Cielo, que me enseñes a buscar las cosas de lo alto,
liberándome de todo apego a esta tierra.
Sé que soy extranjero aquí, como sé también que el Cielo es mi lugar, pero necesito de Ti, de Tu gracia, para vivir como un hijo del Cielo, haciendo la voluntad del Padre, viviendo con determinación y radicalidad el Evangelio, la Palabra de Dios.
Ayúdame, Espíritu Santo, a vivir en el camino de Dios.
Heme aquí, trabaja en mi vida, estoy abriéndome enteramente a Tu obra.
Toca mis pensamientos, mi voluntad, mis deseos.
Quiero tener los pensamientos de Cristo, quiero caminar en la voluntad de El y no hacerlo mas en mi voluntad, quiero que mi deseos sean purificados en el corazón misericordioso del Señor.
Permíteme, Espíritu Santo, despegarme de este mundo,
para que sea más libre y más feliz.
Quiero tener mi vida escondida con Cristo,
quiero dejar todo el peso de ese mundanismo infecundo para vivir la libertad del Espíritu, de la vida nueva en Cristo.
Que mis ojos y mi corazón estén anclados en las cosas de lo alto.
Heme aquí, Señor, realiza por medio de Tu Espíritu,
esta grandiosa obra en mi vida.
Quiero ser enteramente Tuyo.
Amén.
Aleluia!
Aleluia!
Gloria a Dios!
Deja al Espíritu Santo llevarte a la experiencia de un gran clamor para,
entonces, poder revelar lo que el tiene para tu vida.
Ora todo lo que puedas en lenguas.
Sobre la base de "Profecia do Avivamento"
p. Roger Luis - Canção Nova.
Adaptación de textos originales en português.
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