jueves, 4 de mayo de 2017

Evangelio según San Juan 6,44-51. 
Jesús dijo a la gente: "Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió; y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en el libro de los Profetas: Todos serán instruidos por Dios. Todo el que oyó al Padre y recibe su enseñanza, viene a mí. Nadie ha visto nunca al Padre, sino el que viene de Dios: sólo él ha visto al Padre. Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna. Yo soy el pan de Vida. Sus padres, en el desierto, comieron el maná y murieron. Pero este es el pan que desciende del cielo, para que aquel que lo coma no muera. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo". 


RESONAR DE LA PALABRA

Juan Lozano, cmf
Querido amigo/a:

No podemos crecer en la fe solos, necesitamos de la comunidad, por eso vivimos y celebramos la fe en asamblea, en “ecclesía”, en iglesia. Necesitamos ser instruidos, formarnos en la fe para crecer, estudiarla. Y también necesitamos mostrarla a otros, enseñar, porque todos somos misioneros. Muchos de vosotros sois catequistas, agentes de pastoral, predicadores, animadores, formadores en la fe. Es lo que hace hoy en la secuencia del libro de los Hechos, Felipe, a quien recordábamos ayer. Instruye en la fe al etíope, le explica el pasaje del profeta Isaías que estaba leyendo y que no comprendía. Felipe le da una bella catequesis que termina en el bautizo del ministro e intendente de la reina de Etiopía. Todos estamos llamados a anunciar la fe que profesamos y a seguir formándonos en ella. Nos enriquecemos y ayudamos unos a otros, no realizamos una carrera en solitario, sino en equipo. Somos Iglesia con diversidad de dones y ministerios.
El Señor continúa con la secuencia del Pan de vida. Nos vuelve a explicar que necesitamos alimentarnos de este Pan para tener vida en nosotros. Este alimento nos permite ver la belleza de la vida, la bondad de todo lo creado, las miles de señales que nos hablan del Padre. No queremos ser ciegos a estas realidades. Queremos ver las posibilidades que nos da la vida para ser felices, para amar, para hacer el bien, para vivir cada día con toda fuerza e intensidad, siendo conscientes de que cada día es un regalo de Dios para disfrutar al máximo. Estamos en tiempo de Pascua y queremos ver lo positivo y lo mejor de mis hermanos/as. Danos Señor de ese Pan.

fuente del comentario CIUDAD REDONDA

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