Acostumbrados a los continuos cambios, Habituados a todo tipo de cambios.
A cambiar para no aburrirnos; Cambiar por moda, cambiar por cambiar. Cambiar porque sí, hoy, la Palabra que orienta nuestra adoración, nos enfrenta con la realidad opuesta: el “permanecer”.
Es real que nuestra vida necesita de determinados cambios. Los necesitamos para crecer, para avanzar. Los necesitamos porque vivir anclados en eternas, invariables y arraigadas situaciones no nos permiten alcanzar la madurez humana, la madurez espiritual a la que estamos llamados. También es cierto que, con la misma fuerza y demanda, existen realidades, estructuras y verdades que imperiosamente deben “permanecer”.
Nosotros, hombres y mujeres de fe, sabemos y entendemos que todo cambio provechoso debe llevarnos por el camino de nuestra santificación. Sabemos que no existe nada que pueda “proclamarse como bueno” si no conduce a los brazos del Padre de los Cielos.
Bien lo entendía Benedicto XVI cuando nos decía que en nuestro tiempo de inquietudes e indiferencias, en el que tanta gente pierde el rumbo y el fundamento, en el que el amor y la amistad es frágil y efímera, sólo el “permanecer-en-Cristo” ofrece refugio, luz, esperanza y confianza.
¿Cómo y dónde permanecer?
Fijemos la atención en las Palabras de Jesús:
“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me amó, yo también los he amado a ustedes; permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Les he dicho esto, para que mi gozo esté en ustedes, y su gozo sea perfecto”.
“Señor, aquí estoy, de rodillas ante Ti.
Dame en éste día la gracia de rendirte todo mi ser.
Dejo todo ante Ti y en Ti espero y aguardo.
Sé que todo lo haces nuevo.
Viviendo Contigo permanecer es cambiar.
Sé que aquel que entró y aquí, de cara a tu Cuerpo y Sangre te habla, al salir no será ya el mismo, porque Tú, Dios de infinita Misericordia estás obrando y trabajando sin cesar para hacer nuevo mi corazón y mis entrañas.
Quiero permanecer Contigo.
Dame la gracia de vivir Tu Palabra.
La Gracia de permanecer en Tu Amor y, con los Ángeles y los Santos cantar para Ti himnos de alabanza, porque Tu Amor es Grande y Permaneces para siempre.
Amén!
Comunidad Piedras Vivas
Viernes de Adoración – Mayo de 2017
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