“El Espíritu de la verdad de lo mío y se lo anunciará a ustedes.”
El Paráclito, el Consolador que es una sola cosa con el Hijo, siendo el Espíritu que procede del Hijo ¿cómo, manifestándose él mismo, habría podido hacer otra cosa que manifestar el Hijo al mundo? ¿Cómo podía hacer otra cosa que proyectar una luz nueva sobre aquel cuya muerte en cruz abrió al Espíritu Santo el acceso al corazón del hombre?...
Cristo mismo ¿no dijo a sus apóstoles: ‘él me glorificará.'? ¿Cómo glorifica el Espíritu al Hijo de Dios? Revela que aquel que se tenía por hijo del hombre es el Hijo único de Dios. Nuestro Señor había declarado todo lo que nos hacía falta, pero sus apóstoles no lo habían comprendido. Incluso, confesando su fe con convicción bajo la acción secreta de la gracia, no comprendieron todo lo que ellos afirmaron...
¿No tuvo a bien el Salvador velar su secreto? ¿No parece que él haya querido que conociéramos su secreto, no en un principio sino después? Como si sus palabras tuvieran que esperar todavía mucho tiempo para adquirir su interpretación divina. Esto es lo que el Señor reservó para el momento de la venida de aquel que él enviaría. El Espíritu revelará a plena luz sus palabras... Sólo después de la Resurrección de Cristo, e incluso después de la Ascensión, el Espíritu desciende sobre ellos. Entonces los apóstoles comprenden, por fin, quien había estado con ellos.
San John Henry Newman (1801-1890)
teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra
PPS IV, 17; 17 de mayo 1837)
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