¡Buen día, Espíritu Santo!
Gracia del Padre que sostiene a Sus hijos.
Amor del Hijo que reconcilia hermanos...
¡Buen día...!
Ven a mi encuentro, Divino y Santo Espíritu.
¡Ven y siembra desde temprano "hambre"!
Sí, ven y despierta un "hambre profunda de Ti"
Hambre del Pan que sacia;
Hambre de Vida que Santifica;
Hambre de Palabra que Salva,
Hambre de Amor que Consuela.
¡y permanece!
Permanece en mis desalientos, en mis cansancios.
Permanece en mis infidelidades, en mis silencios y miedos;
en todo desamparo,
¡Tú, mi querido Santo Espíritu, ven y permanece!
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