¡Buen día, Espíritu Santo!
Bendecido se sienten mis pies al afirmar mi vida en lo concreto, en lo real,
porque sólo Tu Gracia puede mantenerme Vivo.
Solo Tu Aliento hace posible el milagro de la Vida;
Sólo el Soplo de Tu gracia mantiene mi ser
y hace que mi espíritu encuentre en Tí, Agua Viva,
auxilio cierto,
esperanza renovada,
alegría que no pasa.
Alabo en Ti, y desde Tí a al Padre de los Cielos,
al que con abrazo misericordioso me espera,
al que pacientemente me mira,
al que no me condena,
al que entregó a Su Hijo por mí en cruz.
Aguardo la lluvia de misericordia infinita!
Sí, Divino Espíritu Santo,
sólo la lluvia de Tu misericordia puede curar mis heridas,
limpiarme y purificarme de mis pecados,
de mis omisiones y mis debilidades arraigadas.
Ven a iluminar mi andar.
Que el sendero este marcado por Tus mandatos y preceptos.
Que las obras de este día hablen de Ti.
Manifiesta en la mañana,
¿qué podemos hacer juntos hoy?
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