lunes, 14 de enero de 2013

Aprendiendo a comunicarnos


De Ronald Reagan se dice: “Fue un gran ejecutivo porque poseía una clara visión, tomaba decisiones fácilmente, y delegaba con mucha efectividad; fue un gran líder debido a su habilidad sobrenatural de comunicarse”. Quien quiera tener éxito en sus relaciones sociales necesita gran habilidad para comunicarse. En una sociedad marcada por “el estar conectado” no se puede pretender triunfar sin un constante esfuerzo por revisar si nos estamos comunicando bien.
Cuántas veces hemos escuchado decir: “Ese profesor sabe mucho, pero no lo sabe comunicar”, lo que hace que su evaluación no sea la mejor. Aún más, muchas veces dañamos negocios, alianzas y perdemos oportunidades por no comunicarnos adecuadamente. John Maxwell, en su libro “las 21 cualidades indispensables de un líder”, plantea las siguientes verdades básicas para la comunicación:

Simplifica tu mensaje.
La comunicación no es sólo lo que se dice, sino cómo se dice. Olvídate de impresionar a la gente. Muchas veces por intentar aparecer como una persona que sabe mucho, nos enredamos y terminamos comunicándonos mal. Otra veces lo que hacemos es tener una actitud muy barroca y llenamos de tantos matices y adornos las frases y los textos que terminan siendo realmente inteligibles. Si quieres que te comprendan, sé sencillo y claro en lo que quieres comunicar. No exageres, ni creas que entre más enredado, más fama de “sabio” vas a tener.

Mira a la persona.
Los buenos comunicadores se concentran en las personas con las que se están comunicando. Nada más aburrido y desmotivador que alguien que está tratando de comunicarse con uno y está concentrado en todo menos en uno. Todos queremos ser atendidos y entre más importantes nos sintamos con el otro; más abiertos estaremos a su mensaje. Pregúntate esto: ¿Quién es mi audiencia? ¿Cuáles son sus preguntas? ¿Cuáles son las necesidades a suplir? ¿Cuánto tiempo tengo para hablarles?

Muestra la verdad
La credibilidad precede a la gran comunicación. Para ser creíble, cree primero en lo que dices y vívelo. Nadie puede impactar a otro si antes no está impactado por el mensaje que quiere comunicar. Además debemos tener claro que la coherencia da credibilidad. Por ello hay que tener claro que debo creer en lo que digo y a la vez debo vivirlo, o por lo menos que sepan que lo estoy intentando.

Busca una respuesta
Recuerda que el objetivo de la comunicación es la acción. Por tanto al hablar dales algo que sentir, algo que recordar y algo que hacer.
Te pregunto: ¿Cómo evalúas tu capacidad de comunicarte con otros? ¿Es la comunicación una prioridad para ti? ¿Puedes inspirar y motivar a otros? ¿Expresas tu visión de tal manera que la gente pueda entender, asimilar e implementar? Cuando hablas ¿eres capaz de establecer un vínculo personal con cada uno de ellos?

Hay que atender no sólo lo que digo, sino cómo lo digo. Es necesario darse cuenta si se cumplen las características de un mensaje asertivo: decir la verdad, en el lugar adecuado, a las personas adecuadas, en el momento adecuado, con las palabras adecuadas y con los sentimientos adecuados.

Un hombre iba a hablar por primera vez en público y le pidió un consejo a su mentor que le respondió: “Escribe una apertura estimulante que pueda cautivar a todos en la audiencia. Después escribe un resumen y una conclusión dramáticos que haga que la gente desee actuar. Después pónlos tan juntos como sea posible”

p. Alberto Linero Gomez, eudista.
fuente: El Man está Vivo - Comunidad El minuto de Dios.

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