¡Buen día, Espíritu Santo!
Al empezar el día, la semana, un clamor elevo a Vos:
¡Haz llover!
Sí, abundante y cálidamente,
¡Haz llover en el desierto de mi corazón!
¡Haz Llover "Lluvia de Misericordia"
y déjame encharcarme en tu Amor.
Me abro a tu Presencia y escucho:
¿qué podemos hacer juntos hoy?
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