Ellos no sabían que José les entendía,
pues había usado intérprete”
(cf. Gn. 41,55-57; 42.5-7.17-24 a)
Mis “hambres” tienen tantos nombres
como tantas son las veces que salí a buscar aquello que las calmara.
Y me topé Contigo.
Y no tuve necesidad de comprar
porque todo siempre me fue dado de Gracia.
Fue el tiempo quien me dio claridad para entender “que me entendías”
y tu Espíritu quien me reveló la Grandeza de tu Amor que no necesita interpretes.
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