“No son del mundo como yo no soy del mundo.”
“¡Escuchad, todos, judíos y griegos (...) ; escuchad, todos los reinos de la tierra! No impido vuestro dominio sobre el mundo, “mi reino no es de este mundo”. (Jn 18,36) No temáis con un miedo insensato como el que se apoderó de Herodes cuando le fue anunciado mi nacimiento. (...) No, dice el Salvador, “mi reino no es de este mundo”. Venid todos a un reino que no es de este mundo. ¡Venid por la fe, que el temor no os conduzca a la crueldad! Es verdad que en una profecía, el Hijo de Dios dice, hablando del Padre: “He establecido a mi rey en Sión, mi monte santo.” (Sal 2,6) Este Sión y esta montaña no son de este mundo.
¿Qué es, en efecto, su reino? Son los que creen en él, de los que él dijo: “No sois del mundo como yo no soy del mundo.” Y, sin embargo, quiere que estén en este mundo. Pide a su Padre: “No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del mal.” No dijo: “Mi reino no está en este mundo” sino (...) no es de este mundo”. Si fuera de este mundo, mis seguidores hubieran luchado para impedir que yo cayese en manos de los judíos.” (Jn 18,36)
En efecto, su reino está realmente en esta tierra hasta el fin del mundo. Hasta el día de la cosecha la cizaña está mezclada con el trigo (Mt 13,24)... Su reino no es de aquí abajo porque es como un viajero en este mundo. A los que son sus seguidores, dice: “No sois del mundo porque yo os he escogido de en medio del mundo.” (Jn 15,19) Eran de este mundo cuando todavía no pertenecían a su reino sino al príncipe de este mundo. (Jn 12,3)... Todos los que descienden de Adán, pecador, pertenecen a este mundo. Todos aquellos que son regenerados en Jesucristo pertenecen a su reino y ya no son del mundo. “El es quien nos arrancó del poder de las tinieblas, y quien nos ha trasladado al reino de su Hijo amado.” (Col 1,13)
San Agustín (354-430)
obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Homilías sobre el evangelio de San Juan, 115
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