sábado, 13 de noviembre de 2021

COMPRENDIENDO LA PALABRA 131121


¡Persistamos a toda costa en la plegaria!

Diré lo que la experiencia me ha revelado sobre las señales por las cuales se conoce que una oración ha sido acogida por el Señor. Si ninguna duda asalta nuestra oración, y ningún pensamiento de desconfianza se apodera de nosotros, antes, al contrario, tenemos el sentimiento íntimo de haber obtenido lo que solicitamos en la efusión misma de nuestra plegaria, entonces ésta - no lo dudemos - ha sido eficaz cerca de Dios. Porque lo que hace que seamos oídos y obtengamos lo que deseamos es la fe en la mirada de Dios sobre nosotros y la confianza de que tiene poder de concedernos lo que pedimos. Nuestro Señor no puede retractar el contenido de aquella sentencia suya: “Todo lo que pidáis al orar, creed que lo tendréis y se os dará” (Mc 11,24). (…)

Rechacemos con firmeza las inútiles vacilaciones que pugnan contra la fe. Persistamos a toda costa en la plegaria. No dudemos que si perseveramos en nuestro empeño merecemos ser oídos en todo aquello que solicitamos según el espíritu de Dios. Porque es el mismo Señor quien, deseoso de otorgarnos los bienes celestiales, nos mueve en cierta manera a hacerle violencia con nuestra importunidad. Por eso, lejos de ahuyentar a los importunos, les infunde alientos y les encomia, alentándoles con la dulce promesa de concederles todo cuanto habrán esperado con constancia: “Pedid, y recibiréis; buscad, y encontraréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe, quien busca halla y al que llama se le abre”(Lc 11, 9-10); y aun: “Todo cuanto pidiereis en la oración, creyendo que vais a conseguirlo, lo recibiréis, y nada será imposible para vosotros” (Mt 21,22; 17,20).



San Juan Casiano (c. 360-435)
fundador de la Abadía de Marsella
De la oración, conferencia IX, XXXI-XXII, XXXIV (Conferencias IX y X de Juan Casiano sobre la oración; trad. L. y P. Sansegundo, rev. Monjes Benedictinos de Medellín, p. 21-22)

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