No clamará, no gritará
Nuestro Señor no ha sido comparado con un león cuando fue conducido a la muerte... Como un cordero, una oveja, guardaba silencio cuando fue llevado a su Pasión y a la muerte: "Callaba como una oveja delante del esquilador. No abrió la boca" en su humillación (Is 53,7)...
De pie delante del juez e interrogado, él, el Maestro y doctor de toda sabiduría, no responde..., con el fin de cumplir esta palabra: "Fue llevado al matadero como un cordero" (Is 53,7). Lo llevan maltratado de un lugar a otro, se lo llevan de un lugar a otro, de un juez a otro como si fuera mudo. Delante de Anás, se calla (Jn 18,13);
Aunque se le ruega, no habla. Interrogado por Pilatos, guarda silencio; y hasta que le preguntaron: "¿Eres el rey de Judíos?" (Jn 18,33) no responde. Lo condujeron entonces a Herodes que le interrogó para ver y escuchar de su boca cosas extraordinarias y para tentarlo (Lc 23, 8s): allí todavía, guardó silencio, no habló, no respondió a su interrogador. Le vimos como un loco que no sabe nada, como un insensato que no tiene respuesta. Sus enemigos pensaron lo que quisieron, pero él no abandonó la inocencia del cordero.
Filomeno de Mabboug (¿-c. 523)
obispo de Siria
Homilía n° 5 sobre la sencillez, 137-139
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