“Al clarear el día, se presentó Jesús en la orilla del lago...”
Invitados a las bodas del Cordero
revestidos de vestiduras deslumbrantes
Atravesamos el agua del Mar Rojo
cantemos a Cristo que nos abre el camino.
El, cuyo cuerpo glorioso
fue inmolado en aras de la cruz
Ha derramado su sangre por dar vida al mundo
gracias a ella vivimos en su amor.
Protegidos en esta tarde de Pascua
contra el ángel exterminador
Hemos sido arrancados de la esclavitud
y atravesamos las aguas a pie enjuto.
Nuestra Pascua es Cristo
el Cordero inmolado por nuestros pecados
Nos dio su carne como comida
el pan de la pureza y de la sinceridad.
Es víctima realmente digna
por quien el infierno fue aniquilado
Y liberada la tierra entera que yacía en cautiverio
le devuelve los bienes de la vida.
Jesucristo se levanta del sepulcro
vuelve vencedor de los infiernos
Encadenando a los tiranos, echando fuera las tinieblas
y abriendo las puertas celestiales.
Gloria a ti, Cristo, Salvador Nuestro
Triunfador de la muerte
Gloria al Padre y al Espíritu Santo que nos ilumina
por los siglos de los siglos. Amén, Aleluya!
Liturgia latina
Himno de las Vísperas de la octava de Pascua: Ad coenam agni providi
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