miércoles, 19 de abril de 2023

COMPRENDIENDO LA PALABRA

¡Únase al árbol de la Cruz!

Lo que llevó a Dios a sacarnos de él mismo, de su infinita sabiduría, para que seamos felices y participemos de su felicidad suprema, es la caridad. Cuando el hombre perdió la gracia por su pecado, ese vínculo une y enlaza Dios a la naturaleza humana y lo injerta en nosotros. La vida fue injertada sobre la muerte, estábamos muertos y la unión a Dios nos dio la vida.

Desde que Dios fue así injertado en el hombre, el Hombre-Dios, ardiente de amor, corrió a la muerte ignominiosa de la Cruz. Sobre este árbol quiso ser injertado el Verbo encarnado y fue atado sobre la Cruz por amor y no por los clavos que habrían sido suficientes para retener al Hombre -Dios. El manso Señor subió a ese lugar para enseñarnos la doctrina de la verdad. El alma que la sigue no puede caer en las tinieblas. (…)

No duerma más, padre, usted es una columna débil por usted mismo. Únase al árbol de la Cruz, vincúlese por el amor, con una caridad inefable y sin límites con el Cordero inmolado que versa su sangre de todas las partes de su cuerpo. Que nuestros corazones se rompan, basta de dureza, de negligencia, el tiempo no duerme, él continúa su carrera. Permanezca con Dios por amor y santo deseo y no habrá nada que temer.


Santa Catalina de Siena (1347-1380)
terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa
Carta 27 al cardenal Jacobo Orsini (Lettres, Téqui, 1976), trad.sc©evangelizo.org

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