lunes, 21 de diciembre de 2015

ADVIENTOS

Angel Moreno - Miércoles, 16 de diciembre de 2015
17 de diciembre, III Jueves de Adviento
(Gén 49, 1-2.8-10; Sal 71; Mt 1, 1-17)

“Sabiduría del Altísimo, que lo ordenas todo con firmeza y suavidad, ven y muéstranos el camino de la prudencia”.

San Bernardo comenta que hay tres advientos: el bíblico, que se refiere a la venida de Jesucristo en nuestra carne; el que esperamos al final de los tiempos, y el que cada uno deberá celebrar en su trayecto humano.

Ante este triple adviento:

Creo que Dios cumplió sus promesas, anunciadas desde antiguo por boca de los profetas: que una virgen concebiría un hijo y le pondría por nombre Emmanuel.
Creo que Dios amó tanto al mundo que en la plenitud del tiempo, nos envió a su Hijo, no para juzgarlo, sino para salvarlo.
Creo que el Hijo de Dios tomó nuestra naturaleza humana en el seno de una mujer, María de Nazaret, y que es verdadero Dios y verdadero hombre.
Creo que el Hijo de María nació en Belén, pasó largos años de su vida en Nazaret y recorrió los caminos predicando la Buena Noticia de la salvación.
Creo que Jesucristo se hizo historia para que no cupiera duda del amor divino hacia todo ser humano.
Creo que Jesucristo vivió entre nosotros y fue testimonio de la verdad, y la mayor manifestación del amor.
Creo que Jesucristo padeció, murió y resucitó, y vive glorioso junto a Dios.

Espero que Jesucristo será quien vendrá con gloria a realizar la consumación de su obra bien hecha.
Espero que el universo entero reconozca a quien y por quien se hizo todo lo que se ha hecho.
Espero que Jesucristo, Señor de vivos y muertos, nos esté esperando a cada ser humano en el umbral de la vida eterna.
Espero que el hombre verá a Dios y a su Hijo Jesucristo en la gloria.
Espero que cada persona participará de la vida eterna.
Espero que la creación entera será trono y corona de su Hacedor.

Deseo tener sensibilidad para descubrir el paso del Señor por mi vida.
Deseo reconocer la visita de Jesucristo a través de las mediaciones providentes.
Deseo permanecer atento para percibir la presencia de Jesucristo en quienes me rodean.
Deseo reconocer y adorar la presencia sacramental de Cristo en la Eucaristía.
Deseo reconocer y tratar con amor la presencia de Cristo en mi alma.
Deseo acoger la Palabra del Señor en las Escrituras y sus mensajes en los acontecimientos.
Deseo ser agradecido al don inestimable de estar siendo habitado por el misterio divino.

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