sábado, 5 de diciembre de 2015

QUIERO MISERICORDIA

La palabra “misericordia” en la Palabra de Dios es revelada de varias formas y la bondad que conocemos tiene varios adjetivos que nos remiten a pensar en la misericordia de Dios.

A partir de esta palabra entendemos que Dios tiene un designio para nosotros. La Palabra que meditamos está en Mateo 9,9-13:
“Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó y lo siguió. Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: « ¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?» Jesús los oyó y dijo: «No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»”

Eliana

¿A quién llamó Jesús?

Mateo era un hombre inteligente que estaba en su puesto de recaudación para recibir los impuestos del pueblo. Los recaudadores de impuestos eran también conocidos como “publicanos”, eran odiados por muchos porque cobraban los impuestos de forma injusta.

Jesús predicaba en la misma plaza donde se encontraban los cobradores, allí enseñaba y expulsaba demonios. Pienso que Mateo se quedaba mirando lo que Jesús enseñaba Porque el llamado de Mateo no fue algo mágico, Jesús no llegó de la nada y le dijo “¡Ven, sígueme!”.

Era algo que se venía gestando. Jesús también mantenía su mirada sobre Mateo, nadie pasaba desapercibido para Jesús, porque su mirada es cariñosa y particular. En todos los momentos Jesús observaba a Mateo, hasta que llegó el momento en que Él se acercó y le dijo: “¡Ven, sígueme!”.

¿Y por qué el Señor decidió mirar a Mateo?

Jesús sabía que podía hacer de aquel hombre un gran apóstol y evangelista.

Desde el momento en que Mateo es llamado y deja todo para seguir a Jesús, decide dar una fiesta para sus amigos. ¿Y quienes eran sus amigos? Los pecadores.

Jesús y sus discípulos entraron a la casa de Mateo, se sentaron a la mesa para comer y beber con ellos. Los fariseos cuestionaron a Jesús porque estaba en la fiesta de un pecador. Jesús les dijo: “No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos” (Mateo 9,12).

¿De qué enfermedad está hablando Jesús?

Jesús se refiere al pecado que traemos en nosotros. ¡El único que puede curarnos de esta enfermedad es Jesús!

Los fariseos querían mostrar al pueblo que hacían lo mejor para Dios pero no sabía lo que era la misericordia.

“Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mateo 9,13) ¡El Señor vino a llamarnos!

¿Hasta cuando vas a vivir mirando la multitud? El Señor te está mirando hace mucho tiempo y necesita de la apertura de tu corazón para realizar la obra que desea. No hay nada en esta vida que Él no pueda hacer. ¡Puedes estar en el fondo del pozo, puedes ser un ladrón, una prostituta, sea lo que sea, la misericordia de Dios está por encima de todo!

Si las personas desistieron de ti, si las personas que tanto amas te decepcionaron o te dejaron en este momento de humillación, cálmate, pues el Señor te mira a los ojos y te dice: “Ven, sígueme”.

Dios sabe tu historia, sabe lo que hiciste de tu vida, no importan los errores que hayas cometido porque Él transformará todo en bendición.

El Señor quiere mirarte a los ojos, amarte y decirte: “¡Ven sin miedo!”.

Eliana Ribeiro
Misionera de la Comunidad Canción Nueva
Prédica durante el Campamento “Hosanna Brasil” 2015
fuente Portal Canción Nueva

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