«En la vida no hay dificultades, sólo hay circunstancias. Dios lo conduce todo, y todo lo conduce bien. No hay más que abandonarse, y servir a cada instante en la medida de lo posible. Que cada día sea como la preparación de mi muerte, entregándome minuto a minuto a la obra de cooperación que Dios me pide, cumpliendo mi misión, la que Dios espera de mí, la que no puede hacer sino yo» (S. Alberto Hurtado sj). Trabaja hoy para que las dificultades de este día no te acobarden. ¡Ánimo! Confía en Dios, y caminarás sobre la tempestad. Ofrece tu día por las intenciones del Papa, en favor de la unidad de los que creemos en Cristo.Con Jesús por la tarde.
«Se levantó un viento huracanado, las olas rompían contra la barca que se estaba llenando de agua» (Mc 4, 37). No te inquietes frente a las dificultades. Ante los problemas pide primero la paz para tu corazón, cuando estés ante una dificultad. Así te asegurarás de que tus acciones sean hechas bajo la acción de Espíritu de Dios. Repite al ritmo de tu respiración «Señor, concédeme paz en el corazón y sabiduría en el obrar», mientras continúas poniendo en práctica el propósito del día.Con Jesús por la noche.
Agradece. Cada día es un regalo. ¿Qué motivos tuviste hoy para agradecer? ¿Qué momentos te llenaron de plenitud? ¿Qué personas te alegraron? Agradece por los momentos del día que te han ensanchado el alma
fuente El Evangelio en casa
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