Con Jesús por la mañana.
«Cada día es una especie de milagro. No pasa un día sin que llegue una delicada atención de Dios, un signo de su solicitud. El milagro más grande es que Dios se sirve de pequeñas cosas como nosotros. Nos usa para hacer su trabajo. Deja que Dios te use sin consultarte» (S. Teresa de Calcuta). Cierra tus ojos un momento y pon en las manos de Dios todo lo que eres y todo lo que tienes. Deja que Él te tome. Existe alguien cerca tuyo que hoy necesita oír la voz de Dios en tus palabras de consuelo. Ofrece todo lo que hoy vivas por las intenciones del Papa.
Con Jesús por la tarde.
«Jesús les preguntó a los fariseos: -¿qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o el mal? ¿Salvar la vida o dar muerte? Ellos callaban. Entonces Jesús los miró indignado, aunque entristecido por la dureza de sus corazones y dijo al hombre: -Extiende tu mano» (Mc 3, 4-5). ¿Te encuentras ante una situación difícil y no sabes qué decisión tomar? Pregúntate, ¿qué haría Jesús en mi lugar? Repite al ritmo de tu respiración «Señor, dame valor para enfrentar las situaciones difíciles y sabiduría para decidir» mientras continúas poniendo en práctica el propósito del día.
Con Jesús por la noche.
Hazte consciente. Dios te acompaña en el camino, aprende a reconocer su paso para crecer en sabiduría interior. Recuerda los momentos vividos y las personas que estuvieron en ellos. Agradece todo lo que hoy vino a tu día. Pide luz… ¿De qué te hiciste consciente hoy? ¿Qué has aprendido? ¿Hay necesidad de enmendar algo o pedir perdón?
Fuente El Evangelio en casa
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