«Los ancianos que conservan la disposición para la sanación, el consuelo, la intercesión por sus hermanos y hermanas —sean discípulos, sean centuriones, personas molestadas por espíritus malignos, personas descartadas… —, son quizá el testimonio más elevado de pureza de esta gratitud que acompaña la fe. Si los ancianos, en vez de ser descartados y apartados de la escena de los eventos que marcan la vida de la comunidad, fueran puestos en el centro de la atención colectiva, se verían animados a ejercer el valioso ministerio de la gratitud hacia Dios, que no se olvida de nadie. La gratitud de las personas ancianas por los dones recibidos de Dios en su vida, así como nos enseña la suegra de Pedro, devuelve a la comunidad la alegría de la convivencia, y confiere a la fe de los discípulos el rasgo esencial de su destino»«Por favor, no olvidemos al pueblo martirizado de Ucrania en guerra. No nos acostumbremos a vivir como si la guerra fuera algo lejano. Que nuestro recuerdo, nuestro afecto, nuestra oración y nuestra ayuda vayan siempre hacia este pueblo que está sufriendo tanto y que está llevando adelante un verdadero martirio»
Francisco
Audiencia General
15-06-2022
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