«A fin de ser verdaderos hijos de vuestro Padre..., porque él hace salir el sol sobre malos y buenos»
Son numerosas mis deudas y superan toda cifra,
sin embargo no son tan sorprendentes como tu misericordia.
Múltiples son mis pecados,
pero son todavía pequeños, comparados con tu perdón. (...)
¿qué es lo que puede hacer un poco de tiniebla
a tu luz divina?
¿Cómo puede una pequeña oscuridad rivalizar
con tus rayos, tu que eres tan grande?
¿Cómo la concupiscencia de mi frágil cuerpo
puede ponerse en la balanza
con la Pasión de tu cruz?
¿Qué pueden parecer a los ojos de tu bondad, oh Todopoderoso,
los pecados de todo el universo?
He aquí que son (...) como una burbuja de agua
que por la caída de tu lluvia abundante,
desaparece inmediatamente. (...)
Eres tú quien da el sol
a los malos y a los buenos,
y haces llover para los dos indistintamente. (...)
Para unos es grande la paz a causa de la espera de la recompensa; (...)
pero a aquellos que han preferido la tierra,
por tu misericordia los perdonas:
tú les das también un remedio de vida con los primeros;
tú esperas siempre que retornen a ti.
San Gregorio de Narek (c. 944-c. 1010)
monje y poeta armenio
Libro de poesías, nº 74
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