lunes, 4 de septiembre de 2023

COMPRENDIENDO LA PALABRA

"El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción"

Nuestro Salvador fue verdaderamente ungido, en su condición humana, ya que fue verdadero rey y verdadero sacerdote, las dos cosas a la vez, tal y como convenía a su excelsa condición. El salmo nos atestigua su condición de rey, cuando dice: “Yo mismo he establecido a mi rey en Sión, mi monte santo.” (Sal 2,6)Y el mismo Padre atestigua su condición de sacerdote, cuando dice: “Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.” (Sal 109,4)...El Salvador es, por lo tanto, rey y sacerdote según su humanidad, pero su unción no es material, sino espiritual. Entre los israelitas, los reyes y sacerdotes lo eran por una unción material de aceite; no que fuesen ambas cosas a la vez, sino que unos eran reyes y otros eran sacerdotes; sólo a Cristo pertenece la perfección y la plenitud en todo, él, que vino a dar plenitud a la ley.

Los israelitas, aunque no eran las dos cosas a la vez, eran, sin embargo, llamados cristos (ungidos), por la unción material del aceite que los constituía reyes o sacerdotes. Pero el Salvador, que es el verdadero Cristo, fue ungido por el Espíritu Santo, para que se cumpliera lo que de él estaba escrito: Por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros. (Sal 44,8) Su unción supera a la de sus compañeros, ungidos como él, porque es una unción de júbilo, lo cual significa el Espíritu Santo.



Faustino de Roma (c. 350)
presbítero
La Trinidad, 39-40; CL 69, 340-341

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