viernes, 7 de junio de 2013

Aprendan de Mi

LECTIO DIVINA
Sagrado Corazón de Jesús, nuestro descanso



Frente a los cansancios y agobios que nos procuramos a nosotros mismos y frente a las cargas inútiles e insoportables que ponemos en nuestros hombros, Cristo es el verdadero descanso y su ley un alivio. El pecado cansa y agobia. El trato y la familiaridad con Cristo descansan. ¿Me decido a fiarme de Cristo y de su palabra? (FGD)

ACTO PENITENCIAL
—     En ti confiamos: Cuando la mansedumbre nos parece cobardía. Señor, ten piedad.
—     A ti acudimos: Cuando nos dejamos atrapar por los criterios del mundo. Cristo, ten piedad.
—     A ti esperamos: Cuando nos cuesta practicar la humildad. Señor, ten piedad.

La Palabra escuchada. Lectura del Evangelio, leo el texto con atención.
EVANGELIO Mt 11, 25-30

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque, habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del Señor

La Palabra comprendida - Significado de la Palabra.

“aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio”
Mt 11, 25-30:


Dios no cambia sus modos de obrar; sigue ocultándose a los soberbios y sigue revelándose a los humildes”. Ciertamente, si Dios valoriza enormemente la humildad, es porque es algo bueno, y no significa ser humilde no tener auto estima, o no tener ideas de superación, o no amarse a si mismo. Al contrario, la humildad da mucha fuerza, en especial porque ella abre las puertas que Dios nos tiene para vivir en el Reino. “Soy paciente (manso) y humilde de corazón”, nos ha dicho el Señor.
La humildad tiene una gran importancia en nuestra relación con Dios y con todos los hombres, el cristiano esta llamado a ser un eterno buscador de esta virtud y vivir con ella todos los días de su vida temporal.
Y como todo este edificio va fundamentado en humildad, cuanto más nos vamos acercando a Dios mayor ha de ser esta virtud y si no, todo se viene abajo (Santa Teresa de Jesús 12, 5; CN 2).

VENGAN A MÍ TODOS LOS QUE ESTÁN AFLIGIDOS Y AGOBIADOS

Con estas palabras, que resuenan de un modo dulce y tierno en nosotros, Jesús hace una invitación a todos los que trabajan con cansancio y están con una carga que los agobia, pero no se esta refiriendo a la labor física, sino que a esa presiones a las que estamos sometidos por alguna condición especial de la vida cotidiana, aunque tomar el yugo, es una expresión conocida y que aparece en el Antiguo Testamento, y significa que el hombre está sometido a ellos como el esclavo a su trabajo (cf. Jer c.28; Is 58:6; etc.).
Los fariseos de aquellos tiempos, con sus prácticas doctrinarias llenas de preceptos asfixiantes, hacían una vida insoportable. Esta forma de ser era una intolerable servidumbre, con tratados y prescripciones minuciosas. Así era como, se encontraban imposibilitados de dejar su casa, tomar alimento, hacer una labor cualquiera sin exponerse a un sinnúmero de contravenciones. Vivian llenos de temor de caer en infracciones, que se les paralizaba el espíritu. Entonces su religión degeneraba en un formalismo miserable. De este modo, estaban fatigados y agobiados de toda esa absurda e inaguantable reglamentación. Entonces Jesús, bondadoso, magnánimos, compasivo por naturaleza, les dice que vengan a El, y El, con su doctrina de amor, les aliviará, concretamente descansarán, con un descanso restaurador.

YO LOS ALIVIARÉ
Jesús llama al corazón, cuando hace el llamado con el “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”, El nos muestra que conoce bien el corazón de los hombres, es así como estas son unas palabras muy alentadoras, muy gratificante. Jesús sabe que es allí donde se vive la fatiga, la aflicción, el dolor y la desesperanza.
Con el vengan a mí, Jesús nos invita de esa manera a todos los oprimidos, a los que tienen pesar, a los que sufren de la miseria, ¿Dónde más puede el hombre encontrar palabras tan esperanzadoras como estas? ¿Dónde podríamos encontrar más alivio y consuelo?

ORACION
Te ruego, Señor, que derribes los andamios de mi ciencia humana; líbrame de la lógica enmarañada de mis razonamientos, de mi orgullosa autosuficiencia, y concédeme la sencillez del niño, que descubra cada mañana la novedad de todo cuanto sucede, cuando siempre parece igual. Hazme pequeño y libre, Señor, que me encuentre entre los dichosos que tienen ojos para ver y oídos para oír las grandes cosas que has revelado. Y entonces comprenderé que el nuevo orden del mundo, el orden de la justicia y de la paz, lo has depositado en mis manos. Amén.

LA TAREA PERSONAL
Silencio ante la Palabra  - Contemplación

“Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados y yo os aliviare” (Mt 11,28). No éste o aquél, sino todos los que tenéis preocupaciones, sentís tristeza o estáis en pecado. Venid no porque yo os quiera pedir cuentas, sino para perdonaros vuestros pecados. Venid no porque yo necesite vuestra gloria, sino porque anhelo vuestra salvación. Porque yo -dice- os aliviaré. No dijo solamente: «os salvaré», sino 10 que es mucho más: «os pondré en seguridad absoluta».
No os espantéis -parece decimos el Señor- al oír hablar de yugo, pues es suave; no tengáis miedo de que os hable de carga, pues es ligera. -Pues ¿cómo nos habló anteriormente de la puerta estrecha y del camino angosto? -Eso es cuando somos tibios, cuando andamos espiritualmente decaídos, porque, si cumplimos sus palabras, su carga es realmente ligera. -,Y cómo se cumplen sus palabras?- Siendo humildes, mansos y modestos. Esta virtud de la humildad es, en efecto, madre de toda filosofía. Por eso, cuando el Señor promulgó aquellas sus divinas leyes al comienzo de su misión, por la humildad empezó (cf 7,14). Y lo mismo hace aquí, ahora, al par que señala para ella el más alto premio. Porque no sólo -dice- serás útil a los otros, sino que tú mismo, antes que nadie, encontrarás descanso para tu alma. Encontraréis -dice el Señor- descanso para vuestras almas. Ya antes de la vida venidera te da el Señor el galardón, ya aquí te ofrece la corona del combate y, de este modo, al par que poniéndote Él mismo por dechado, te hace más fácil de aceptar su doctrina.

Porque ¿qué es lo que tú temes? -parece decirte el Señor? ¿Quedar rebajado por la humildad? Mírame a mí, considera los ejemplos que yo os he dado y entonces verás con evidencia la grandeza de esta virtud (Juan Crisóstomo, «Homilías sobre el evangelio de san Mateo», 38,2-3, en Obras de san Juan Crisóstomo, 1, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid 1955, 759-760).


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