CUARESMA DE SAN MIGUEL
INTENCION 29 AGO 22
Un amanecer no anticipa el día, solo nos pone delante de un instante de nuestra vida. Puede clarear en medio de tormentosas nubes y resplandecer el sol cuando menos lo aguardamos o suceder lo contrario.
Algo semejante ocurre en nuestro interior más profundo donde las nubes de la desolación se mueven sembrando temor y desesperanza.
Mientras Dios no esté en el horizonte de nuestras vidas cualquier acontecimiento, feliz o doloroso tendrá su carencia. La desesperación y una de sus naturales consecuencias la desesperación muchas veces acontece dentro nuestro al pensar que aquello que despuntó en nuestro amanecer, -o se ha levantado en el medio del día- es el punto final. Dios no pone puntos finales en la historia de sus hijos.
Pidamos, por intercesión del Santo Arcángel, se disipen las tormentas de la desolación en las mentes y corazones de quienes la padecen.
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