recibe el Cuerpo del Señor.
Es el Señor permaneciendo en nosotros y nosotros en Él.
Pues cuando comulgamos es la Persona entera de Jesús que recibimos.
Es Jesús Resucitado, con su Cuerpo glorioso.
Entramos en comunión con sus llagas, que fueron abiertas por nosotros,
para curar nuestras heridas y las marcas que el pecado dejó en nosotros.
Comulgamos el Corazón del Señor,
que amó y que todavía ama a cada uno de nosotros; el mismo Corazón que fue perforado por la lanza. El Cuerpo de Cristo -presente en la Eucaristía- viene a alcanzar nuestro ser en todas sus áreas.
Cuanto personas, en el día de hoy, viven en depresión, angustias, tensiones, insomnios. Son dependientes de remedios para dormir y para tener un poco de tranquilidad.
Estas situaciones son consecuencia del mundo de hoy, de la tentación que entra para destruir todo en nuestras vidas. De forma que, para soportar la batalla espiritual, en la cual estamos envueltos, precisamos de la Eucaristía.
"Mi carne es VERDADERA comida,
mi sangre VERDADERA bebida.
Aquel que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y Yo en él"
Jn. 6,56
¡Dios Te Bendiga.
Monsenhor Jonas Abib
Fundador da Comunidade Canção Nova
fuente: www.cancaonova.com
adaptación al español: Miguel - Comunidad Piedras Vivas
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