sábado, 3 de noviembre de 2012

La felicidad no es una ilusión


AlegriaCuando conocemos el pecado, él nunca se nos muestra como algo malo; al contrario, es algo brillante, atractivo y hermoso. El primer paso del enemigo es convencernos que tenemos el derecho de ser “felices” como nos gusta, pero lo que nos ofrece es un pozo de barro disfrazado de una corriente de felicidad. Alguna vez escuchaste aquella expresión ¿“Feliz como cerdo en el barro”?
¡Pues este es el caso!
El pecado no es y nunca será una fuente de felicidad. ¡No te dejes engañar! Todos sabemos que, en el momento del placer, la sensación es linda, pero cuando pasa nos sumergimos en la soledad y en la tristeza una vez más. En este momento, tenemos dos opciones: continuar engañando y sumergido, desgraciadamente en el pecado o ver que esa alegría es falsa e ir en búsqueda de la verdadera felicidad.
Desgraciadamente, la mayoría de las personas elige la primera opción, es decir, continuar engañada. Por eso, el mundo esta sumergido en una larga historia de infelicidad e ilusión. Las familias se están deshaciendo por la falta de amor, los jóvenes entregándose a una sexualidad desenfrenada y a los vicios que los llevan verdaderamente fuera de su esencia y fecundidad.
Es urgente que nos despertemos para la realidad. Existe en nosotros una fuerza inmensa para luchar, una sed de ir en búsqueda de los sueños. Debemos dejar de lado las mentiras e ilusiones y luchar por nuestros anhelos: ¡amar, ser feliz, soñar, bailar, ser libre!
Dios es la fuerza y la fuente de la libertad que muchos buscan. No dejes que el mundo cambie los papeles y te haga pensar que el Señor quiere prohibirte todo; al contrario, Él quiere enseñarte a vivir todo de una manera distinta, con opciones, miradas y palabras diferentes pero jamás en la ilusión o en la fantasía.
Un joven que camina con Dios también se divierte, también tiene muchos amigos, se arregla, se cuida, también sonríe, canta y baila. La gran diferencia es que él sabe hasta donde quiere ir y sabe bien que no necesita de vicios y tampoco de personas para eso. El joven sabe esperar por las personas que van caminar con él y ser feliz con Dios; a esa persona va entregar su corazón y vivir el amor en santidad.
Dejar de lado las ilusiones y los vicios, buscar, en el camino del Señor, la fuerza y la libertad es la opción mas correcta para la verdadera felicidad.
“¡Dios es todo! Quien vive esta verdad tiene razón suficiente para tener siempre un corazón en fiesta” (San Francisco de Asís).
Traducido por: Thais Rufino
Destrave – Alan Ribeiro Fernandes

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