"Todos somos cristianos promedio, pero eso no significa que seamos cristianos normales. Somos cristianos anormales, somos hijos de Dios minusválidos, porque no permitimos que el Espíritu Santo haga su trabajo completo en nosotros.
No confiamos en Él lo suficiente.
Decimos, “Sí, Espíritu Santo, estamos abiertos hacia ti”, pero no para todo. No me des esta gracia, o no me des aquello, o yo escojo las gracias que quiero que Tu me des... Nosotros queremos ser abiertos y entonces ponemos nuestro Bautismo y todo lo que significa... en un congelador... Pero si queremos vivir una vida normal, una vida cristiana completa, el poder que hemos recibido del Bautismo tiene que sacarse del refrigerador. Necesitamos una liberación del Espíritu dentro de nosotros. Necesitamos decir, “Señor, si Tu deseas hacer algo de trabajo, nosotros lo aceptamos, que se haga según tu voluntad, Señor”.
Card. Suenens, Milwaukee, 1973
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