«Dios no nos exalta por nuestros dones, riquezas, o por las habilidades, sino por la humildad. Dios está enamorado de la humildad. Dios levanta a quien se abaja, levanta a quien sirve. En efecto, María no se atribuye más que el «título» de sierva, servir: es «la esclava del Señor» (Lc 1,38). No dice nada más de sí misma, no busca nada más para sí misma. Solamente ser la sierva del Señor. Entonces, hoy podemos preguntarnos, cada uno de nosotros en nuestro corazón: ¿cómo está mi humildad? ¿Busco ser reconocido por los demás, reafirmarme y ser alabado, o más bien pienso en servir? ¿Sé escuchar, como María, o solo quiero hablar y recibir atención? ¿Sé guardar silencio, como María, o siempre estoy parloteando? ¿Sé cómo dar un paso atrás, apaciguar las peleas y las discusiones, o solo trato siempre de sobresalir?»
Francisco
Ángelus
15-08-2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario