“Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, nunca más tendrá hambre”
En las Escrituras, se cuestiona la ternura de Dios por el mundo, y leemos que "Dios amó tanto al mundo, que le entregó a su Hijo" Jesús (Jn 3,16) para que sea como nosotros, y nos anuncie la buena noticia de que Dios es amor, que Dios os ama y me ama. Dios quiere que nos amemos unos otros, como él nos ha amado (cf Jn 13,34).
Todos nosotros sabemos, mirando la cruz, hasta qué punto Jesús nos ha amado. Cuando miramos la Eucaristía, sabemos cuánto nos ama ahora. Por eso, él mismo se hizo "pan de vida" con el fin de satisfacer nuestra hambre con su amor, y luego, como si esto no fuera suficiente para él, se convirtió él mismo en hambriento, en indigente, en desalojado, con el fin de que vosotros y yo, pudiéramos satisfacer su hambre con nuestro amor humano. Porque para esto hemos sido creados, para amar y ser amados.
Santa Teresa de Calcuta (1910-1997)
fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
La Palabra para ser hablada, cap. 6 (trad. Jesús, aquel al que invocamos, p. 85)
No hay comentarios:
Publicar un comentario