¡Ciento por uno!
[Santa Catalina escuchó a Dios decir:] Pedro, me preguntó “Maestro, sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?” (Mt 19,27). Mi Verdad dio esta respuesta: “Recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna” (Mt 19,29). Como si hubiera dicho: Pedro, has hecho bien en dejar todo. Es el único medio de seguirme. ¡En retorno, te daré, en esta vida, ciento por uno!
¿Cuál es, querida hija, este céntuplo, que será seguido de Vida eterna? ¿Qué se entiende con esas palabras, qué quería decir mi Verdad? ¿Hablaba de bienes temporales? No directamente, aunque a veces los multiplico a beneficio de los que se muestran generosos con sus limosnas. ¿Entonces? Entiéndelo bien. El que me da su voluntad, me da “una” cosa: su voluntad. Yo por esta única cosa, le doy “cien”.
¿Por qué el número “cien”? Porque cien es el número perfecto, al que nada se puede agregar, a menos de recomenzar a contar por el primero. La caridad también es la más perfecta de las virtudes. Sólo podemos agregar algo a su perfección, volviendo al conocimiento de sí mismo, para recomenzar un nueva centena de méritos. Pero siempre es al número “cien” que llegamos y en el que nos detenemos. He aquí el céntuplo que di a los que me traen el “uno” de su voluntad propia, sea por obediencia común o por obediencia particular.
Con ese céntuplo obtienen la Vida eterna (…). Ese céntuplo es el fuego de la divina caridad. Porque recibieron ese céntuplo de mí, están en una maravillosa alegría que toma todo su corazón.
Santa Catalina de Siena (1347-1380)
terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa
De la obediencia, El Diálogo (Le dialogue, II, Téqui, 1976), trad. sc©evangelizo.org
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