Evangelio según San Marcos 12,13-17
Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones.Ellos fueron y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarla o no?".Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: "¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario".Cuando se lo mostraron, preguntó: "¿De quién es esta figura y esta inscripción?". Respondieron: "Del César".Entonces Jesús les dijo: "Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios". Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.
Queridos amigos:
La historia de Tobías se pone interesante. El detalle de la ceguera causada por los excrementos de golondrina es digno de Alfred Hitchcoch Es evidente que el autor quiere presentar la historia en paralelo con la de Job. En ambos casos se trata de personajes que son sometidos a prueba en su fe y que, a pesar de todo, mantienen la confianza en Dios.
Son muchas las personas que en la madurez de su vida se encuentran con Dios, y que son capaces de valorar su vida desde el antes y el después y decubrir lo que este encuentro ha supuesto para cada una de ellas, llegando a afirmar desde la experiencia que es lo mejor que les ha pasado en la vida. Es descubrir la fe como un inmenso regalo que nos hace olvidar la líneas de los mínimos para entregarnos a corazón abierto a Alguien que es capaz de colmar nuestra existencia.
Tengo la impresión de que si viviéramos la fe de este modo no seríamos víctimas de la deformación religiosa que aparece descrita en el evangelio de hoy. ¿Pagamos o no pagamos?
Esta es la pregunta que los fariseos dirigen a Jesús. Esta pregunta no nace de una sana inquietud ética, sino de un corazón cerrado, de alguien que no vive a Dios como lo mejor de su vida (como "el tesoro") sino que lo ve como a alguien a quien hay que tener a raya para que no descargue su ira contra nosotros. La respuesta de Jesús es contundente: "Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios, a Dios". Jesús no se deja atrapar. En lenguaje de hoy, diríamos que reconoce la autonomía de las realidades seculares y no quiere reducir a Dios a un contrincante político.
CR
fuente del comentario CIUDAD REDONDA
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