«Que así también la Iglesia desde los extremos de la tierra se reúna en tu Reino»
Sobre la Eucaristía, dad gracias con estas palabras. Primero sobre el cáliz: «Te damos gracias, oh Padre nuestro, por la santa viña de David, tu siervo. Tú nos la has revelado por Jesús, tu siervo. ¡Gloria a ti por los siglos. Amén». Después sobre el pan partido: «Te damos gracias, oh Padre nuestro, por la vida y el conocimiento que nos has revelado por Jesús, tu siervo. ¡Gloria a ti por los siglos! De la misma manera que este pan que partimos, anteriormente diseminado por las colinas, ha sido recogido para no hacer más que uno solo, que así también tu Iglesia sea reunida de los extremos de la tierra en tu Reino. ¡A ti la gloria y el poder por los siglos. Amén! Que nadie coma ni beba de vuestra eucaristía si no está bautizado en el nombre del Señor. (...)
Después de haberos saciado, dad gracias así: «Te damos gracias, oh Padre santo, por tu santo nombre que has hecho habitar en nuestros corazones, por el conocimiento, la fe y la inmortalidad que nos has revelado por Jesús, tu Hijo. ¡Gloria a ti por los siglos. Amén! Eres tú, Señor todopoderoso, que has creado el universo, para alabanza de tu nombre; has dado a los hombres las delicias del alimento y bebida para que te den gracias. Pero a nosotros, nos has hecho la gracia de un alimento celestial y de una bebida espiritual, y la vida eterna, por Jesús, tu siervo».
La Didajé (c. 60-120)
catequesis judeo-cristiana
§ 9,10
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