Juan Bautista, ¡trazaste una nueva senda!
Antes de la aurora vengo hacia ti, que en tu compasión te has anonadado sin cambiar, a favor del hombre caído. Permaneciendo impasible, te inclinaste hasta la Pasión, Verbo de Dios. Otórgame la paz, Amigo del hombre.
Precursor, oh Bienaventurado, devenido templo de la Trinidad. He aquí que reunidos en tu santo templo con ferviente fe, te suplicamos: “Delíbranos de tentaciones y aflicciones, tú que eres digno de alabanza”.
Yo he rendido mi espíritu extranjero a la virtud. Te suplico ahora, Bienaventurado, que has trazado en nuestra existencia una senda nueva: “Otórgame familiaridad con el Dios del universo y pueda crecer en virtud, con admirable progreso”.
Tú que has sumergido al Abismo de la misericordia en la corriente del Jordán, Profeta, con tu intercesión, deseca las fuentes múltiples de mis vicios, otorgándome una cascada de lágrimas.
Virgen resplandeciente en tus atavíos divinos, has dado a luz al Hombre de la belleza: que él ceda siempre ante tus oraciones y nos salve de la corrupción, a nosotros que te glorificamos con fe y amor.
Monasterio Santa Catalina del Monte Sinaí
Liturgia de las Horas, s. IX
Canon al Precursor (SC 486. Sinaiticus graecus 864, Cerf, 2004), trad. sc©evangelizo.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario