Aprende una cosas para toda tu vida:
El bien que deseo para alguien se transforma en un bien mayor para mi.
El mal que deseo a alguien se reviste en un mal aún mayor para mi.
Quien desea el mal, yá vive en el mal.
Sólo puede mandar "al infierno" quien ya está en él; y, en la medida que deseamos el mal a otros, la propia fuerza aniquiladora del mal crece en nosotros.
Todo aquel bien que estés precisando en tu vida, puedes hacerlo acontecer colaborando con tu palabra y por las acciones. Se precisa mucho amor, palabras de amor para los otros, mucho deseo de amor hasta para quien te ha hecho algún mal. Un amor vivido con actos concretos, un amor encarnado. Así, viviendo en él y desde el no tendrá espacio el odio, la rabia ni el rencor.
La salud física, psíquica y espiritual será otra.
Si padecemos muchos males en el cuerpo y en la mente es por ingerir, desear y expresar sentimientos malos y permitir que se cuele y crezca en nosotros la fuerza del mal.
Haz el bien, desea y practica el bien. Quiere el bien hasta para quien no lo quiere para ti.
¡No tengas dudas, estarás viviendo mejor que nunca porque el amor será una realidad palpable!
p. Roger Araujo
adaptación del original en português
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