sábado, 20 de julio de 2013

¡Controla tu irritación!

Controla tu irritación!
 
"La gloria del Señor habitará en nuestra tierra" (Sl 84).


Este Salmo habla de la venida gloriosa de Jesús. El vendrá con poder y gloria y habitará en nuestra tierra. Como nos dice la Palabra de Dios, tendremos "cielos nuevos y una nueva tierra" con una humanidad nueva. Para tener una sociedad nueva, totalmente renovada, necesitamos hombres y mujeres nuevos. Es eso lo que el Señor está haciendo.
Un niño, cuando es fecundado, es una "cosita de nada", apenas una célula del padre y de la madre, pero allí ya existe vida, ella (el niño) se va transformando. Como es lindo el ultrasonido, podemos ver cómo se forma! Esa transformación es necesaria para que ella pueda venir al mundo.
Mis hermanos, es eso lo que estamos viviendo en este momento, aquí en la tierra. Ella es como un gran vientre en el que el Señor fecundó una criatura nueva, el hombre nuevo. Es preciso que acontezca, cada vez más, una transformación en nosotros. Es importante que entiendas que es una cuestión personal, es que estás siendo transformado por el Espíritu Santo, en un hombre nuevo, una mujer nueva.

"La expresión "palo que nace torcido, muere torcido" para Dios no existe. El puede transformar todo y a todos", enseña Mons. Jonas

Cuando recibimos el Espíritu de Dios y quedamos llenos de El, esa transformación va sucediendo. Como El es amor y nosotros estamos siendo transformados a Su imagen y semejanza, precisamos ser transformados en el amor, porque es El quien nos transforma. La carta de San Juan nos dice que si no amamos, permanecemos todavía en la muerte. Que triste cuando un niño muere en el vientre materno! Que tristeza para aquella madre, para aquella criatura.
El Señor usa palabras bien fuertes para mostrar la necesidad de amarnos y ser transformados por el amor. Para hacer esa ruptura con el egoísmo de vivir para nosotros mismos y de buscar apenas nuestros propios intereses, necesitamos hacer una revuelta, eso se llama conversión y es hecha por la acción del Espíritu Santo y por nosotros, pues es preciso responder a ésa acción.

Dios nos pide no enojarnos, no encolerizarnos, no cultivar la rabia ni odiarnos. ¡Cuántos de nosotros descargamos nuestras rabias, en los niños, descargamos nuestras impaciencias! En verdad es que lo que pasa en nuestro corazón lo descargamos en ellas. Cuanta puerta golpeada por ahí! El Señor nos está hablando de cambio de corazón. La rabia puede surgir, pues existen muchas razones para que ella surja, pero es necesario controlar toda irritación. El Espíritu Santo que vive dentro de nosotros nos va a transformar.
Vos y yo necesitamos un corazón nuevo. Jesús no está exigiendo que ya tengamos un corazón transformado, pero sí que nos dejemos transformar; esa es la acción del Espíritu Santo.
Es por eso que el Señor lo colocó dentro de ti. El vive en nosotros como en un templo, esto quiere decir que El permanece dentro de nosotros para transformarnos a imagen y semejanza de Dios, que es amor, para ser hombres nuevos y participantes del mundo nuevo.
Si no nos dejamos transformar, no tendremos lugar en la humanidad nueva. No es una cuestión de edades, sino de alma, de espíritu y de corazón. Es por eso que Dios dice que necesitamos tener un corazón de niños.
La expresión "palo que nace torcido, muere torcido! para Dios no existe. Dios quiere e puede transformar todo y a todos.
"Cuando esté llevando tu ofrenda al altar, y allí recuerdes que tu hermano tiene alguna cosa contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y ve primero a reconciliarte con tu hermano. Entonces sí, ven a presentar tu ofrenda" Mt 5,23-24
Lo que el Señor está diciendo, con estas palabras fuertes, es que la reconciliación con el hermano es más importante que el sacrificio que vas a ofrecer. Si erramos, tenemos siempre que pedir perdón y reconciliarnos con el prójimo. El ejercicio del perdón amolda el corazón. Muchas veces, nuestro orgullo no nos deja buscar y conceder nuestro perdón. Es por eso que, hoy, necesitamos decir desde el fondo del corazón: "Jesús, manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al Tuyo". Sólo el Espíritu Santo puede hacer eso. Vos y yo precisamos de El para ser transformados.
Dios te Bendiga!
Monseñor Jonas Abib
Fundador da Comunidade Canção Nova

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