“Proclamen que el Reino de los cielos está cerca” (Mc 1,15)
La entrada en la Orden [de San Francisco] de otro hombre de bien, llevó a siete el número de hijos del servidor de Dios. Entonces, ese buen padre los reunió a todos, les habló largamente del Reino de Dios, del desprecio del mundo, la renuncia a la voluntad propia y la mortificación corporal. Les anunció su proyecto de enviarlos a los cuatro extremos del mundo. (…)
Dijo tiernamente a sus hijos “Vayan, anuncien la paz a los hombres, proclamen la conversión para que ellos obtengan el perdón de sus pecados (cf. Mc 1,4). Sean pacientes en la dificultad, asiduos en la oración, valientes en el trabajo. No tengan pretensión de sus sermones, no desvíen en su conducta y sean agradecidos por los bienes recibidos. Si ustedes realizan esto, “¡el Reino de los Cielos es a ustedes!” (Mt 5,3; Lc 6,20).
Ellos entonces, a rodillas humildemente a los pies del servidor de Dios, recibieron este envío en la alegría espiritual que proviene de la santa obediencia. Francisco dijo a cada uno: “Abandona al Señor toda preocupación y él te cuidará” (cf. Sal 54,23). Era la frase habitual cuando él enviaba un hermano en misión. En cuanto a él, consciente de su vocación de modelo y queriendo “ponerse a la obra” y no solamente “enseñar” (cf. Hech 1,1), llamó a un compañero y se fueron hacia uno de los cuatro puntos cardinales.
San Buenaventura (1221-1274)
franciscano, doctor de la Iglesia
Vida de San Francisco (Vie de Saint François, Legenda major, Franciscaines, 1968), trad. sc©evangelizo.org
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