“Estén prevenidos y oren incesantemente" (Lc 21,36)
Me dirán quizás, queridas hijas mías, que tienen tan poco recogimiento, mismo cuando ustedes rezan a Dios, que no están ni un cuarto de hora sin distracciones. No se asombran. Los más grandes servidores de Dios tienen a veces esas mismas penas. Hablaba un día con un buen sacerdote, convertido hace algunos años, que emplea un largo tiempo para rezar. Me decía que no tenía frecuentemente ni gusto ni satisfacción, fuera de decir “Mi Dios, estoy aquí en su presencia para hacer su muy santa voluntad. Es suficiente que me vea”. Hagan lo mismo. (…)
Hay un medio muy fácil: tomen como tema de sus oraciones la pasión de Nuestro Señor. No hay una de ustedes que no sepa lo que ocurrió, porque escuchó predicar o porque ha meditado sobre ello. Oh hijas mías, ¡qué excelente medio para hacer oración la pasión de Nuestro Señor! Es una fuente de juventud en la que encontrarán cada día algo nuevo. San Francisco no tenía otro sujeto de oración que la pasión de Nuestro Señor y recomienda a sus queridos hijos espirituales de servirse continuamente. ¿Dónde creen que san Buenaventura ha extraído toda su ciencia? En el libro sagrado de la Cruz. Harían bien en habituarse. Se los aconsejo.
San Vicente de Paúl (1581-1660)
presbítero, fundador de la Congregación de la Misión y las Hijas de la Caridad
Conversaciones con las Hijas de la Caridad (Entretiens aux Filles de la Charité, conférence du 22 janvier 1645, Tome IX, Gabalda, 1923), trad. sc©evangelizo.org
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