“¿Un ciego puede guiar a otro ciego?”
El que estará fundado sobre el conocimiento de la Verdad, Cristo, el dulce Jesús, recibirá y gustará el reposo de su alma con el amor de la caridad. El alma recibe esta caridad por el conocimiento. Hay dos medios principales para conocer esta verdad.
Tenemos que reconocer que todo lo que tiene existencia debe ser amado en Dios y por Dios, que es la Verdad y sin él nada existe. El que se separe de la verdad, caminará en la vía de la mentira siguiendo al demonio, padre de ella. Existen dos medios para conocer la verdad. El primero es conocer la verdad de Dios, que nos ama de un amor inefable. Nos ha amado antes que fuéramos, nos ha creado por amor para que tengamos la vida eterna y gustemos para siempre la felicidad perfecta. Esta es la verdad. ¿La prueba que así es? La sangre derramada por nosotros, con un tan gran amor. (…)
Debemos conocer y ver la verdad en nuestro prójimo, grande o pequeño, servidor o amo. Cuando lo vemos realizar algo e invitarnos a hacer lo mismo, debemos examinar si lo hecho es fundado o no sobre la verdad y por qué motivo se ha emprendido. El que no lo examina así, actúa como un insensato, como un ciego que sigue a otro ciego guiado por la mentira. Muestra que no está en la verdad ni la busca. A veces, son tan insensatos que pueden perder la vida del alma y del cuerpo con sus bienes temporales. No se inquietan porque son ciegos y no conocen lo que deberían conocer, caminan en las tinieblas.
Santa Catalina de Siena (1347-1380)
terciaria dominica, doctora de la Iglesia, copatrona de Europa
Carta a la reina de Nápoles, 316 (Lettres, Téqui, 1976), trad. sc©evangelizo.org
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