«El discípulo de Jesús incluso los bienes que posee los comparte con gusto, porque vive en la lógica de Dios, ¿y cuál es la lógica de Dios? La gratuidad. El discípulo ha aprendido a vivir en la gratuidad. Porque, recordemos, la primera palabra de Jesús es: dichosos, (bienaventurados). De ahí el nombre de las Bienaventuranzas. Esto es el sinónimo de ser discípulos de Jesús. El Señor, al liberarnos de la esclavitud del egocentrismo, desencaja nuestras cerrazones, disuelve nuestra dureza y nos abre la verdadera felicidad, que a menudo se encuentra donde nosotros no pensamos. Es Él quien guía nuestra vida, no nosotros, con nuestras ideas preconcebidas o nuestras exigencias. Finalmente, el discípulo es aquel que se deja guiar por Jesús, que abre su corazón a Jesús, lo escucha y sigue el camino»
Francisco
Ángelus
13-02-2022
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