“No se inquieten” (Jn 14,1)
Estoy seguro que seré eternamente feliz. Porque lo espero firmemente del ser que es usted, Dios mío: “Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca me vea defraudado!” (Sal 31,2).
¡Lo sé! Lo sé demasiado, que soy frágil y cambiante. Sé lo que pueden las tentaciones contra las virtudes más afirmadas, vi caer los astros del cielo y las columnas del firmamento. Pero todo eso no puede atemorizarme mientras yo espero. Me tengo a cubierto de todas las penas y estoy seguro de esperar siempre, porque espero todavía con esta esperanza constante. Estoy seguro que nunca se espera demasiado de usted y nunca tendré menos de lo que esperaba. Así, espero que me guardará en las inclinaciones más impetuosas, me sostendrá contra los asaltos más furiosos y hará triunfar mi debilidad frente a mis más temibles enemigos.
Creo que me amará siempre y lo amaré indefectiblemente sin cesar. Para llevar mi esperanza lo más lejos posible, oh mi Creador, ¡lo espero a usted mismo, por el tiempo y la eternidad! Amen
San Claudio de la Colombière (1641-1682)
jesuita
Acto de confianza en Dios (Écrits spirituels, Christus n° 9, DDB, 1982), trad. sc©evangelizo.org
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