lunes, 15 de mayo de 2023

RESONAR DE LA PALABRA - Evangelio según San Juan 15,26-27.16,1-4


Evangelio según San Juan 15,26-27.16,1-4
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

«Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.

Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio.

Les he dicho esto para que no se escandalicen.

Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios.

Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí.

Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho.»


RESONAR DE LA PALABRA


Queridos amigos:

La primera lectura narra el encuentro de Pablo con Lidia, la vendedora de púrpura, natural de Tiatira, tiene el encanto de un flechazo cristiano que se convierte en una pequeña joya de lo que significa un itinerario de evangelización. He aquí sus elementos:Maniobra de aproximación. Pablo no se queda en su casa sino que sale, se pone en camino, va a un sitio donde pensábamos que se reunían para orar. Este “ir hacia la gente”, en los lugares en los que vive, es esencial. Porque todo el que va se está vaciando de su seguridad para abrirse al otro. ¿No os parece que a nuestra evangelización actual le falta a menudo esta audacia para ir a los lugares donde está reunida la gente?
Juego de anuncio-escucha. Pablo traba conversación con las mujeres que estaban sentadas a la orilla del río. Y, mientras él habla-anuncia, una de las mujeres, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando. Es verdad que la fe viene “por el oído”. Supone la aceptación del mensaje que se anuncia.
Aceptación en la fe. La mujer Lidia siente que lo que Pablo comunica conecta con lo que ella siente, y busca, y por eso se adhiere. El texto de los Hechos utiliza una frase feliz para explicar en qué consiste ese misterio del creer en el que se hermanan la gracia de Dios y la propia decisión: El Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo.
Bautismo. La decisión de fe se sella, se hace eclesial, con la celebración del bautismo: Se bautizó con toda su familia.
Signos de vida nueva. Finalmente, la nueva vida se expresa con el signo de la hospitalidad: Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa.

A veces, los relatos más simples, esconden luces que pueden iluminar nuestro presente. En el ambiente en el que vivimos, sin alardes, podemos salir al encuentro, trabar conversación, contar nuestra experiencia y constatar que el Señor “abre los corazones” de algunas personas.

CR

fuente del comentario CIUDAD REDONDA
 

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