Jesús, alma de la Iglesia, su esposa
Mi Señor Jesús, está usted con nosotros “hasta el fin del mundo” (Mt 18,20), no sólo en la santa Eucaristía, sino también por Su gracia… Su gracia está en la Iglesia, está y vive en toda alma fiel… La Iglesia es Su Esposa, el alma fiel es también Su Esposa… ¿Cuál es la acción de su gracia sobre ellas? Conformarlas a Usted…
Su gracia actúa sin cesar en la Iglesia para rendirla más perfecta. Más perfecta por el número creciente de sus santos, nuevos santos agregándose a los anteriores. Esta corona de santos se completa cada día con nuevos diamantes (…). Más perfecta por las nuevas cruces con las que carga cada día y por las victorias que reporta sobre el príncipe de este mundo. Más perfecta por las persecuciones que soporta de siglo en siglo y que la hacen cada vez más semejante a su Esposo por los sufrimientos que soporta. Más perfecta por el peso de los méritos de sus miembros que se agregan a los méritos previos. Es una suma de santidad que crece sin cesar, una suma de antigua glorificación que está siempre viva delante del Señor (…). Más perfecta porque la gracia de hoy se agrega a la gracia de ayer, no puede dejar de llevar esta Esposa más cerca de su Esposo, de elevación en elevación.
Jesús es el alma de la Iglesia, le da todo lo que el alma da al cuerpo: la vida, la vida inmortal, haciéndola inquebrantable (…) Actúa por sí misma y continúa por su medio la obra que ella ha comenzado en Su cuerpo mientras vivía entre los hombres: la glorificación de Dios por la santificación de los hombres… Esta obra es la finalidad de la Iglesia, como ella fue la finalidad de Cristo. Jesús la cumple en ella, sin cesar, a través los siglos.
San Carlos de Foucauld (1858-1916)
ermitaño y misionero en el Sahara
Retiro en Nazaret (Écrits spirituels de Charles de Foucauld, ermite au Sahara, apôtre des touaregs, Gigord, 1964), trad. sc©evangelizo.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario