sábado, 17 de agosto de 2024

Irineo de Lyon: un apasionado

Ireneo de Lyon fue un importante padre de la iglesia del siglo II, conocido por su lucha contra las enseñanzas gnósticas. Nacido probablemente en Esmirna, llegó a la Galia alrededor del 177 d.C. Fue obispo de Lyon y es considerado uno de los mayores escritores cristianos de su tiempo, enfocándose en la defensa de la fe cristiana y la búsqueda de la unidad en la iglesia.

Ireneo de Lyon fue uno de los primeros padres de la iglesia que luchó contra las enseñanzas gnósticas en el siglo II. En su obra más destacada, titulada Contra las Herejías, defendió la unidad y la coherencia de las Escrituras, enfatizando que solo hay un Dios, creador del mundo y fuente de todo bien. Asimismo, subrayó la importancia de la encarnación de Cristo y criticó la interpretación gnóstica de la salvación, que reducía a Jesús a un mero portador de conocimiento secreto y oscurecía la verdadera historia bíblica de la redención. Pero ¿cómo comenzó su influyente ministerio?

Ireneo en Galia
En el 177, la gente de Lyon, capital de Galia (hoy Francia), empezó una persecución contra los cristianos que habitaban en la ciudad. La zona sur de aquella región había sufrido frecuentes incursiones enemigas y una plaga mortal. Para los paganos, esto se debía a que la furia de sus dioses había sido despertada por los cristianos, quienes se negaban a adorarlos.

Los prejuicios que existían desde hacía mucho tiempo se convirtieron en disturbios: los residentes quisieron recuperar el favor divino asaltando a sus “enemigos” y arrastrándolos a la plaza pública. Finalmente, los cristianos fueron condenados por no seguir las demandas de las autoridades. Algunos fueron ejecutados, mientras que otros, como Potino (87-177), el obispo de Lyon, murieron en prisión.

A raíz de esta pesadilla, un joven llamado Ireneo de Lyon (130-202), que probablemente estaba viajando, regresó a aquella ciudad a recoger los escombros. Como sucesor de Potino, se enfrentó a importantes preguntas: ¿cómo cuidar a las viudas y a los huérfanos?, ¿cómo consolar el sufrimiento o alentar a los desertores?, ¿cómo aliviar los temores y promover la unidad?

Cuando Ireneo se mudó de su natal Esmirna (Asia Menor) a Galia, el cristianismo estaba creciendo rápidamente. Los historiadores estiman que, a finales del siglo I, los seguidores de Jesús en el Imperio romano eran menos de 10.000. Para el año 150, habían crecido a alrededor de 40 000, y para finales del siglo II, eran más de 200 000. No se sabe con certeza cuánto tiempo llevaban las comunidades cristianas en aquella región, pero parece que ya estaban allí a mediados de ese siglo. Se sabe muy poco sobre los primeros años de vida de Ireneo. Pudo haber nacido alrededor del 130 o 140 en la Turquía actual, donde estudió con el obispo Policarpo (69-155), a quien admiró toda su vida.

La teología de este obispo del siglo II estuvo siempre enmarcada en una grandiosa y amplia visión de Dios cumpliendo Su plan en la historia, cuyo eje central es la encarnación de Jesucristo. Junto con ella, tuvo también una rica perspectiva bíblica y pastoral. En su trabajo podemos encontrar la huella de sus maestros –como Policarpo–, ya que Ireneo de Lyon nunca quiso innovar, sino exponer las verdades que ya habían sido escritas y dichas.

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