sábado, 3 de agosto de 2024

Oración del Santo Padre Pío para convocar la presencia de Dios


A
unque la noche puede evocar en algunos sentimientos de miedo, soledad o angustia, también es cierto que aquellos que buscan vivir en el sendero de la Luz son conscientes de que su camino no está exento de batallas por librar. Estos individuos suelen experimentar, en el silencio del atardecer o en las horas más profundas de la noche, el amor de Dios que todo lo abraza. A pesar de las imperfecciones y del pecado que pueden afectar sus vidas, anhelan la paz y el gozo que trae la Presencia del Resucitado.

El Santo Padre Pío solía invocar la presencia de Dios a través de una oración especial. ¿Te gustaría recitarla juntos?

Quédate, Señor, conmigo, porque es necesaria tu presencia para no olvidarte.
Sabes cuán fácilmente te abandono.
Quédate, Señor, conmigo, pues soy débil y necesito tu fuerza para no caer muchas veces.
Quédate, Señor, conmigo, porque eres mi luz y sin ti estoy en tinieblas.
Quédate, Señor, conmigo, porque eres mi vida y sin ti pierdo el fervor.
Quédate, Señor, conmigo, para darme a conocer tu voluntad.
Quédate, Señor, conmigo, para que oiga tu voz y te siga.
Quédate, Señor, conmigo, pues deseo amarte mucho y estar siempre en tu compañía.
Quédate, Señor, conmigo, si quieres que te sea fiel.

A través de la sencillez de estas palabras Padre Pío llamaba a Dios a su corazón, ¡que lo mismo acontezca esta noche contigo!

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