No fue solo Isabel quien quedó llena de Espíritu Santo, Juan Bautista también.
Juan era un verdadero milagro. El fue concebido y estaba siendo gestado por una madre estéril, de edad avanzada. Pero lo que era milagro también se volvía problema justamente por la actitud negativa de Isabel. Ella permitió, dio lugar al desánimo. Ciertamente Juan también se sentía un problema en el vientre de su madre, al final de cuentas, el era fruto de una gravidez inesperada. Pero, en el mismo momento en que María saludó a Isabel, todo cambió y la criatura se estremeció de alegría en su vientre.
Se piensa que los problemas quitan la alegría, el coraje. Es una visión errada. La receta para los problemas es... ¡enfrentarlos!.
Eso genera coraje.
La forma de enfrentar la tristeza es tener un corazón alegre, pues la alegría del hombre vuelve más larga su vida, como nos enseña la Palabra de Dios.
Jamas se desespere en medio de las sombrías aflicciones de su vida, pues de las nubes más negras cae agua límpida y fecunda!
Dios te Bendiga!
Mons. Jonas Abib
Fundador Comunidad Canção Nova
fuente: Portal Canção Nova en português
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