¡Buen día, Espíritu Santo!
Aunque Tu Presencia, Bendición siempre nueva,
me alcanza cada día porque eres Amor que se dona,
yo clamo y declaro: ¡Te abro las puertas!
¡Sondea mis entrañas porque tengo ante mis ojos Tu Bondad!
Sé Fuente de toda esperanza,
Auxilio de toda criatura,
Derrama Tu Sabiduría y con nosotros permanezca,
y con nosotros trabaje!
y si en el día de Ti nos olvidásemos,
¡Sopla Fuerte!, ¡Sacude estructuras!
Que nuestros pies se mantengan en el camino llano.
¡Susurra... ¿qué podemos hacer juntos hoy?
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