Señor y dueño de mis noches y mis días,
Al descubrir la luz la vida que me espera,
anhelante aguardo Tu visita y Tu auxilio.
Tú eres mi único refugio,
Tú eres el lote de mi heredad,
mi Bien, mi único Bien.
Sin vacilación mis pies buscan el suelo,
Contigo no vacilaré.
Marca el sendero,
No permitas que mi corazón conozca la corrupción de la muerte,
Guárdame de la tentación,
Moviliza mis potencialidades,
para que todo rinda Honor a Tu Nombre,
al único Nombre, al que es Santo,
al que Reina y Gobierna.
Amén
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