domingo, 6 de agosto de 2017

Belleza transfigurante

Con Jesús por la mañana.
“Macario el Grande comenta del siguiente modo la belleza transfigurante y liberadora del Resucitado: «El alma que ha sido plenamente iluminada por la belleza indecible de la gloria luminosa del rostro de Cristo, está llena del Espíritu Santo... es toda ojo, toda luz, toda rostro»” (San Juan Pablo II). Permite a Jesús habitar tu interior y que la belleza de su vida transforme la tuya. ¿Haces lugar a Dios en tu día? Dedica un rato al encuentro con Jesús, quédate a solas y conversa con Él. Ofrece lo de hoy por la intención del Papa.
Con Jesús durante el día.
“En presencia de ellos, Jesús se transfiguró: su rostro empezó a brillar como el sol y su ropa se hizo blanca como la luz” (Mt 17,2). ¿Qué refleja tu semblante? ¿Te dejas ganar por la tristeza? ¿Cultivas la alegría y sostienes en tu interior pensamientos que te ayuden a mantenerla? Recuerda que tus pensamientos programan tus estados de ánimo. Repite en tu interior: “Tú me amas Señor, por eso existo”, mientras mantienes el diálogo con Jesús.
Con Jesús por la noche.
Recoge la semana. Vuelve a la calma y recoge tu semana. ¿Qué acontecimientos recuerdas con más fuerza? ¿Qué sentimiento ha predominado? ¿Qué encuentros te han alegrado la semana? ¿Qué has aprendido? ¿Qué quieres agradecer a Dios? ¿De qué te arrepientes? Toma nota de lo queda en tu corazón y agradece. Disponte a iniciar una nueva semana.

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