Antiguamente, el mosto, es decir el jugo fresco de uva para la elaboración del vino, se guardaba en “odres” para que fermentara y se convirtiera en vino. Cuando el mosto comienza a fermentar despide gases, por lo que era necesario que los odres fueran confeccionados de cuero nuevo y flexible. Los odres viejos ya se habían estirado y eran rígidos, por lo que volver a llenarlos de vino nuevo los haría reventar.
Jesús contó esta parábola para recomendar a sus detractores que intentaran parecerse más a los odres nuevos, pues les decía que la nueva vida que él les anunciaba no podía encuadrar en su forma antigua de pensar y actuar. La vida en el Reino de Dios requería que las personas fueran flexibles para acomodarse a las mociones del Espíritu de Dios.
No todos los oyentes de Jesús aceptaban estas palabras, pero algunos sí las aceptaban y eran bendecidos por ello. Por ejemplo, tenían que ajustar lo que pensaban acerca del Mesías: él era el Hijo de Dios que sería crucificado y resucitado, no un mero rey temporal. Tenían que aceptar que los gentiles eran sus hermanos, no paganos que los harían impuros a ellos. La flexibilidad de los primeros discípulos les permitió responder a la “fermentación” del Espíritu Santo y así la Iglesia continuó creciendo de un modo extraordinario.
Al igual que los creyentes del tiempo de Cristo, tú también eres un odre y el Espíritu Santo está actuando en ti. Lo importante es que tengas la voluntad de no ser rígido, sino “estirarte” conforme el Espíritu te mueva. Por ejemplo, si un compañero de trabajo o un vecino no te resulta agradable, tal vez Dios te está llamando a ver a esa persona con más comprensión y paciencia. O bien, tal vez te quiere cambiar dándote un nuevo don o pidiéndote que utilices uno que ha estado inactivo desde hace tiempo. Tal vez ayudar a cuidar a un bebé, un anciano o un familiar enfermo te ha permitido “expandir” tu corazón. Este tipo de situaciones nos impulsan a confiar más en el Espíritu de Dios para que podamos adaptarnos en vez de “reventarnos”.
¿Hay algún aspecto de tu vida en el que te sientas “estirado”? Pide la gracia de ser “flexible” y para que así puedas compartir el amor y la presencia de Dios con quienes te rodean.
“Señor Jesús, Dios mío, ayúdame a ampliar mi entendimiento para llevar tu amor a familiares, amigos y conocidos.”
Colosenses 1, 15-20
Salmo 100 (99), 1-5
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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