No lleves dinero para el viaje, tampoco una maleta. ¿Seguro de viajes? ¡Ni pensarlo! Cuando llegues a tu destino, solo busca a alguien que parezca amigable y quédate con esa persona.
Si un agente de viajes te diera este consejo, posiblemente buscarías a otro. Pero esto es más o menos lo que Jesús les dijo a los Doce cuando los envió en su primer viaje misionero. Irían de pueblo en pueblo, pero ¿no debían hacer preparativos ni llevar provisiones? No. Prepararse no está mal, pero Jesús no quería que ellos se perdieran la oportunidad de ver como Dios proveía para sus necesidades.
Los enviaba a curar y predicar; pero también a aprender a confiar en Dios, pues quería que supieran que su Padre celestial era quien que proveía para ellos y les daba el poder para trabajar en su nombre. Es una lección que Jesús quiere dar a todos sus seguidores.
En la historia de la Iglesia vemos numerosos ejemplos de santos que son conocidos porque, aun no teniendo nada, creyeron que Dios les proveería lo que necesitaban. Pensemos en San Juan Bosco, que se hizo famoso por alimentar a muchos niños huérfanos con la comida que no se acababa de su pequeña olla. O en la Madre Teresa que se quedaba sin recursos para dar de comer a aquellos que cuidaba en su casa hasta que, justo antes de la cena, recibía una donación de último momento.
Por eso, no permitas que la falta de preparación o de recursos te impida empezar a servir y ayudar a otros. Las cosas no siempre funcionan a la perfección, ni siquiera para los santos y hasta los apóstoles tenían sus altos y bajos. Después de que salieron a predicar con todo éxito, cuando volvieron seguían sin comprender a Jesús, al punto de que algunos lo abandonaron y hasta lo negaron. Tú también puede tener altibajos, pero no te preocupes; solamente da el primer paso en fe y deja que Dios provea lo que te hace falta.
Por ejemplo, inicia una conversación con tu hijo que tiene dificultades con los estudios, o deja que Dios te llene de valor para abordar un tema delicado con tu esposa o esposo, como los gastos que hace. Confía en que el Señor te dará lo que necesites para servir a aquellos que caminan junto a ti. Recuerda que el mismo Señor es quien realiza las obras que te encomienda a ti, y lo único que tienes que hacer es ser dócil a sus inspiraciones.
“Señor, ayúdame a confiar en que tú me darás lo que necesito para cumplir tus obras.”
Esdras 9, 5-9
(Salmo) Tobías 13, 2-5. 8.
fuente Devocionario Católico La Palabra con nosotros
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